La feria de iluminación más grande de Europa que luce cada dos años acaba de cerrar sus puertas.
Euroluce siempre ha sido una excelente plataforma para reuniones y negocio, pero, sobre todo, es una importante incubadora de tendencias e inspiración.
La Emoción ha sido el hilo conductor de los diseños de la feria de este año. Los expositores exploraron con éxito los caminos para alcanzar el equilibrio entre la funcionalidad y la emoción, es decir entre la necesidad de iluminar el espacio y la percepción física y emocional del mismo.
Estamos presenciando cómo el diseño de iluminación contemporáneo se orienta cada vez más hacia la máxima personalización. Las nuevas tecnologías y soluciones inteligentes sirven para adaptar la luz a las actividades realizadas y al tipo de espacio. Reinan diseños que por su flexibilidad se ajustan a las necesidades y proporcionan el máximo bienestar físico y emocional.
Milán nos sorprendió con la sensación de que distintas marcas y fabricantes expusieron sus productos y diseños bajo un lema común: reinterpretar los objetos a través de la exploración de nuevos materiales. El blanco, el negro y los colores metalizados reinventan las formas básicas que impactan con su resultado final.
Las lámparas ocultan su complejidad tecnológica bajo sus estructuras consiguiendo que la luz sea la única y verdadera protagonista.
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